Los seres mitológicos que se retuercen de dolor castigados por los dioses dicen más de lo que parece en un principio. Estamos en pleno Renacimiento y Tizio, Prometeo o Tántalo sirven a María de Hungría para representar el destino de los príncipes alemanes que se rebelaron contra su hermano, el emperador Carlos V, a los que había vencido un año antes en la batalla de Mühlberg.

La hija de Juana la Loca y Felipe el Hermoso encarga a Tiziano esas alegorías tremendistas, que sirven a sus contemporáneos para demostrar su maestría artística y, de paso, sobrecoger a quien contemple sus cuadros. Porque hoy todavía imponen.

El tema, conocido como Las Furias, es el eje de la exposición del Museo del Prado en la que se reúnen 28 obras. La mayoría, de grandes dimensiones, y que recorren la génesis, el éxito y el ocaso de un estilo que estuvo en boga durante un periodo histórico breve, de sólo 120 años. Pasado, pero también presente. La tensión, el dolor o incluso la ira son sentimientos que se llevan bastante bien con los tiempos que vivimos.

El comisario, Miguel Falomir, explica que la muestra propone distintas lecturas: la más fácil, la recuperación de temas de la antigüedad en el Renacimiento; la siguiente, esa alegoría política de la Europa de aquellos días; y la tercera: la increíble destreza de nombres como Miguel Ángel,Rubens o Ribera. Una oportunidad de verlos juntos. "Las Furias se convirtieron en un vehículo extraordinario para la visualización de la dificultad máxima en el arte. Eran enormes figuras y escorzos inverosímiles que eran la máxima dificultad en el arte", explica Falomir.

Con la novedad, además, de que la promotora fuera una mujer, el norte de Europa se impusiera a la todopoderosa Italia y su cronología precisa ("aparece en 1548 y hacia 1700 desaparece", precisa el comisario, responsable de la pintura italiana y francesa de la pinacoteca) permita "que la exposición tenga una gran potencia visual y una gran coherencia".

Falomir destaca las dos obras de Tiziano que sirvieron de germen y las dos de Ribera que, en su opinión, "son lo mejor que nos han dejado Las Furias" (en el fotograma del vídeo, \'Tizio\', de José de Ribera, una de ellas). Las deTiziano se miran en la escultura del Laocoonte, que había sido recuperada en Roma en 1506 y que se convirtió en la representación perfecta del dolor. "Pintó a Tizio y a Sísifo (1548-1549) inmediatamente después de su estancia en Roma, y se nota en el tono heroico que tienen estas figuras".

Mientras que Ribera, casi un siglo más tarde, se adapta a la estética del horror y al interés de abrumar a quien mirara sus obras con todos los recursos expresivos y estilísticos en su mano. El desafío de representar esa fortísima carga psicológica. "Son dos obras absolutamente maravillosas. Ribera adapta la estética \'caravaggiesca\' trayendo las figuras a un primerísimo primer plano, ilumina fuertemente los cuerpos contra fondos oscuros y parece que los personajes se caen encima del espectador". 

Los lienzos son enormes, pero Ribera comprime a los personajes dentro de los marcos para producir angustia. "A medida que va avanzando el tiempo, cada vez son más crueles y explícitos. Hay más sangre. Aquí vemos en la figura de Tizio que la sangre mana a borbotones, como una cascada, de la herida. Una herida mucho más profunda que en representaciones anteriores, con un águila más amenazante". sí, ese aguila también nos amenaza a nosotros. Efecto conseguido. Nos marchamos sobrecogidos.

\'Las Furias. De Tiziano a Ribera\'. Museo del Prado. Hasta el 4 de mayo. De lunes a sábado de 10 a 20h, domingos y festivos de 10 a 19h. Entrada general: 14 euros.

Otras exposiciones abiertas: Diana Sirianni (Instituto italiano)  Elly Strik(Museo Reina Sofía)  Eulogio Varela (Museo ABC), \'Idea: Pintura Fuerza\'(Palacio de Velázquez). 

Fuente: elmundo.es