Usain Bolt ilumina Londres
Registró 9.63, récord olímpico y segunda mejor marca de todos los tiempos. Blake, con 9.75, fue plata y Gatlin, en la carrera de su vida (9.79), bronce. Gay, que marcó 9.80, fuera del podio.
Más de 80.000 gargantas en el Olympic Stadium de Londres estallan con un nombre: "¡Usain, Usain!". El nombre del único ser humano en el Planeta Tierra capaz de superar los 400 kilos de fuerza directa aplicada al suelo en cada paso de carrera cuando su pie entra en contacto con la pista sólo durante tres centésimas de segundo. Ese hombre, ser o especie mutante surgida de las junglas jamaicanas del parish de Trelawny es Usain Bolt, que opera a través de un chasis de 1,96 de altura y un pie de talla 52.
En Londres, Usain Bolt dobló su título olímpico de Pekín con un registro, 9,63, que vale récord olímpico. Bolt se convierte en el segundo atleta (tras Carl Lewis en 1984 y 88) que dobla título en 100 metros, la empresa que Jesse Owens no pudo acometer. Bolt no bajaba de 9.70 desde 2009. Se queda a cinco centésimas de su plusmarca universal de aquel año, en el Mundial de Berlín.
Ningún ser humano se acerca a los parámetros de Bolt: sólo Usain, cuando se difumina en una sombra errante, es capaz de destronar a Bolt, el grandioso relámpago que se abatió sobre Pekín, Berlín y ahora sobre Londres. En la final más rápida de la historia olímpica, Yohan Blake (9,75, plata), Justin Gatlin (9,79, bronce) y Ryan Bailey (9,88) hicieron marcas personales. Tyson Gay, que sollozaba en la zona mixta tras haber perdido el bronce ante Gatlin por una centésima, hizo 9.80: su marca de 2012. Siete hombres, todos excepto el lesionado Asafa Powell (11.99), bajaron de 10.00. Las mejores reacciones fueron las de Gay (0.145) y la del sexto, Martina: 0.139. Bolt salió cauteloso (0.165). Pero nadie acelera como el Relámpago, que carboniza la carrera a 45 km/h con un sideral cambio de ritmo a media recta. Impone el coloso mutante de Trelawny cuando asesta mazazos como truenos de más de 400 kilogramos al material sintético, que se abre ante las zancadas de Bolt en un desgarrado mar rojo.
"Yo hablo en la pista", sentenció Bolt tras la vuelta triunfal con su amigo Blake, ya no tanta Bestia. El Olympic Stadium vibraba: "Usain, Usain". Gay lloraba a lágrima viva. Y el relámpago mutante de Trelawny vuelve a cazar este jueves, en la final de 200 metros: es su prueba predilecta.
Fuente: http://masdeporte.as.com/masdeporte/2012/08/06/juegosolimpicos/1344211823_836930.html